El Electroconvulsive de psiquiatría

El Electroconvulsive de psiquiatría
ASUSTE TRATAMIENTO
Un Crimen Contra la Humanidad


por Lawrence Stevens, J.D.

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Lo que se llamaba electro-susto o tratamiento del choque eléctrico (EST) se llama ahora normalmente «terapia electro-convulsiva», ECT a menudo abreviado. El término está desencaminando, porque ECT no es una forma de terapia, a pesar de las demandas de sus partidarios. ECT causa daño del cerebro, pérdida de memoria, y disminuyó inteligencia. Un artículo en el el 25 de marzo, 1993 Nuevo Periódicode Inglaterra de Medicina dice «la terapia ELECTRO-CONVULSIVA usa trata ciertos desórdenes psiquiátricos ampliamente, la depresión particularmente mayor» (pág. 839). El el 26 de marzo, 1990 problema de Newsweek revista informes que «la terapia electro-convulsiva (ECT)… está disfrutando un resurgimiento. … un estimó ahora 30,000 a 50,000 americanos reciben terapia del susto cada año» (pág. 44). Otras recientes estimaciones van tan altas como 100,000 por año.
          En su Psiquiatría del libro de texto para los Estudiantes Médicos, publicó en 1984, Robert J. Waldinger, M.D., dice «el mecanismo de ECT de acción no es conocido. … Como con las otras terapias somáticas en psiquiatría, nosotros no sabemos el mecanismo por el que ECT ejerce sus efectos terapéuticos» (pp. 120 & 389). Psiquiatras exigen infelicidad o la depresión llamado a veces es causada por anormalidades biológicas desconocidas en el cerebro. Ellos dicen por algún modo desconocido de acción que ECT cura estas anormalidades biológicas desconocidas. No hay ninguna evidencia buena para estas demandas. Otra cosa que causar desorientación mental y pérdida de memoria, ECT no ayuda elimine el sentimiento infeliz llamó depresión. Esto es verdad aunque actualmente infelicidad o «depresión» es la única «condición» para la que ECT es un reconoció «terapia.» De hecho, en lugar de eliminando la depresión, la pérdida de memoria y habilidad mental perdida causadas por ECT ha causado algunos sujetados a ECT tanta angustia que ellos han comprometido suicidio después de recibir el «tratamiento.»
          ECT consiste en el ser de electricidad pasado a través del cerebro con una fuerza de de 70 a 400 voltios y un amperaje de de 200 milli-amperios a 1.6 amperios (1600 milli-amperios). El choque eléctrico se administra para tan pequeño como un fragmento de un segundo a con tal de que varios segundos. Los electrodos se ponen en cada lado de la cabeza a sobre los templos, o a veces en el frente y atrás de un lado de la cabeza así el paso del testamento de la electricidad a través de justo la izquierda o lado del derecho del cerebro (qué se llama «unilateral» ECT). Algunos psiquiatras falsamente demanda que ECT consiste en una cantidad muy pequeña del ser de electricidad atravesada el cerebro. De hecho, los 70 a 400 voltios y 200 a 1600 milli-amperios usaron en ECT es bastante poderoso. El poder aplicado en ECT es típicamente tan grande como eso encontró en los enchufes de la pared en su casa. Podría matar el «paciente» si la corriente no se limitara a la cabeza. La electricidad en ECT es tan poderoso puede quemar la piel en la cabeza donde los electrodos se ponen. Debido a esto, psiquiatras usan jalea del electrodo, gel conductiva también llamada, prevenir quemaduras superficiales de la electricidad. La ida de la electricidad a través del cerebro causa cogida tan poderoso que los pacientes llamado que reciben esta terapia llamado han roto sus propios huesos durante los cogida. Para prevenir esto, un músculo que paraliza droga se administra inmediatamente antes del tratamiento llamado. Por supuesto, la peor parte de ECT es daño del cerebro, no los huesos rotos. 
          Electricidad es único de varios psiquiatras de las maneras ha inducido cogida en personas para los propósitos supuestamente terapéuticos. Según psiquiatras, cogida inducidos por químicos o inhalants de gas están así como eficaz, psiquiátricamente hablando, como ECT. En 1977 de septiembre en el Periódico americano de Psiquiatría, psiquiatría profesor Max Fink, M.D., dijo: «Los cogida también pueden ser inducidos por un inhalant anestésicos, flurothyl, sin las corrientes eléctricas, y estos tratamientos son tan eficaces como ECT» (pág. 992). En la misma página él dijo que los cogida indujeron inyectando una droga, el pentylenetetrazol (Metrazol), en el torrente sanguíneo los efectos terapéuticos tienen igual a cogida inducidos con ECT. 
          Es interesante, para decir el menor, que cualquiera de estos tres cogida muy diferente los agentes productores – el gas del flurothyl inhaló a través de una máscara de gas, Metrazol inyectó con una aguja hipodérmica, o electricidad atravesó la cabeza – podría ser igualmente psiquiátricamente «terapéuticas.» Psiquiatras dicen que es el cogida que es «terapéuticas», no el método de inducir el cogida. ¿Pero por qué habría cogida inducidos por cualquiera de estos tres métodos muy diferentes sea igualmente «terapéuticas?» 
          Una teoría es ellos son igualmente todos horrorizando a la víctima (el «paciente») quién recibe el «tratamiento.» En su libro Contra la Terapia, publicó en 1988, psicoanalista Jeffrey Masson, Ph.D., pregunta: «¿Por qué torturan psiquiatras a las personas y lo llaman la terapia del electroshock?» (xv de la pág.). En su Batalla del libro para la Mente: Una Fisiología de Conversión y Cerebro-lavando , William Sargant dijo «La historia de tratamiento psiquiátrico muestra, de hecho, que de tiempo se han hecho esfuerzos inmemoriales curar desórdenes mentales por el uso de sustos fisiológicos, miedos, y losvarios agentes químicos; y los tales medios siempre han rendido resultados inteligentes en ciertos tipos de paciente» (pág. 82) . En su Avería del libro, psicólogo Norman fuera el que S. Sutherland apunta que en sus observaciones ECT «se temió ampliamente», y él dice «hay muchos informes de pacientes que asemejan la atmósfera en hospital en días cuando ECT sería administrado al de una prisión en el día de una ejecución» (pág. 196). 
          Defensores de ECT dicen que para hacer el procedimiento sin dolor, la naturaleza horrible de ECT es completamente una cosa del pasado debido a la suma de anestesia. Este argumento extraña el punto. Es la desorientación mental, la pérdida de memoria, la habilidad mental perdida, la realización después de despertar de la «terapia» que el ser de uno muy el ego es estado destruyendo por el «tratamiento» eso induce el terror – no sólo o iguala sufrimiento principalmente físico. ECT, o electro-asusta, huelgas a la personalidad del centro y está aterrando por esta razón. Como fue dicho por Lothar B. Kalinowsky, M.D., y Paul H. Hoch, M.D., en sus Tratamientos de Susto de libro, Psycho-cirugía, y Otros Tratamientos Somáticos en Psiquiatría : «El miedo de ECT, sin embargo, es un problema mayor que se comprendió originalmente. Esto se refiere a un miedo que desarrolla o sólo aumenta después de un cierto número de tratamientos. Es diferente que el miedo que el paciente, desconocido con el tratamiento, tiene antes de a la primera aplicación. … ‘ La experiencia agónica del self’ estrellado es la explicación más convincente para el miedo tarde del tratamiento» (pág. 133). Una manera ECT logra sus efectos es las víctimas de esto supusieron cambio de la terapia su conducta, despliegue de emoción, y expresaron ideas con el propósito de evitar torturándose y destruido por la «terapia.» Negándose a tomar ECT no siempre trabaja, porque ECT se administra a menudo contra el «paciente» el testamento. En Los Poderes de Psiquiatría , publicó en 1980, Emory el Profesor Jonas Robitscher Universitario, J.D., M.D., dijo «la psiquiatría Organizada continúa oponiendo cualquier restricción por estatuto, regulación, o el caso judicial adelante su ‘ el derecho ‘ para darles susto a los pacientes involuntarios y involuntarios» (pág. 279). Aun ahora en los años noventa sólo un estado en los Estados Unidos – Wisconsin – prohibe toda la administración involuntaria de ECT. 
          Desde el «paciente» el miedo de ECT es uno de las cosas que hacen «trabajo» a ECT, psiquiatras consiguen a menudo resultados por meramente personas amenazantes con ECT. Como psiquiatra Peter R. Breggin, M.D., dice en su Electro-susto del libro: Es Cerebro que Desactiva Efectos: «Para pacientes que dan testimonio de éstos [cerebro que desactiva] los efectos sin ellos que sufren ECT, el efecto de ECT está intimidando no obstante. Ellos hacen todo en su poder cooperar para evitar un destino similar» (pág. 173). 
          Otra manera ECT logra sus efectos está dañando el cerebro. En las palabras de Lee Coleman, M.D., psiquiatra: «La razón para el electroshock se acostó anteriormente en términos psicoanalíticos, con superegos punitivo que a veces requiere sustos repetidos de 110 voltios para aplacamiento. Sólo entonces podido culpa se suavizado y disgusta se relevado. Es ahora mucho más común oír explicaciones del neurophysiological igualmente absurdas, este tiempo la idea que es que estos ataques eléctricos reestructuran química del cerebro de algún modo para el mejor. La mayoría de los teórico está de acuerdo prontamente, sin embargo, que éstas son especulaciones; de hecho, ellos parecen tomar una cierta satisfacción en el modo supuestamente desconocido de tratamiento del susto de acción. … La verdad es, sin embargo, ese electro-susto ‘ trabajos por un mecanismo que es simple, sincero, y entendió mi muchos de aquéllos que lo han sufrido y nadie más que de verdad quiso t averigua. Desgraciadamente, los abogados de electro-susto (particularmente aquéllos que lo administran) se niega a reconocer lo que hace, porque hacer les harían así sentirse mal. Trabajos del Electro-susto dañando el cerebro. Los defensores insisten que este daño sea despreciable y transeúnte – una disputa que es disputada por muchos que han sido sujetados al procedimiento. Además, sus abogados quieren ver este daño como un ‘ el efecto lateral. ‘ de hecho, los cambios que uno ve cuando el electro-susto se administra es completamente consistente con cualquier lesión del cerebro aguda, como un soplo a la cabeza de un martillo. En ser, lo que pasa está que el individuo se deslumbra, desconcertado, y desorientó, y por consiguiente no puede recordar o puede apreciar problemas actuales. Los sustos son entonces continuados durante unas semanas (a veces varios tiempos por día) para hacer el procedimiento ‘ tome, ‘ es decir, para dañar el cerebro suficientemente para que el individuo no recordara, por lo menos durante varios meses, los problemas que llevaron a su ser asustaron en el primer lugar. El mayor el daño del cerebro, el más probablemente ese ciertos recuerdos y habilidades nunca volverán. Así la pérdida de memoria y confusión secundario romper la cabeza lesión no son efectos laterales de electro-susto; ellos son los medios por que las familias (quizás inconscientemente) y psiquiatras a veces escogen tratar con personas con problemas y molestas. Muchos de nosotros cuestionaríamos semejante medios dudosos de borrar, en lugar de repartiendo con, el dolor emocional» (De la Introducción, La Historia de Tratamiento del Susto, revisada por L. R. Frank, el xiii de la pág..) 
          Los abogados de ECT exigen falsamente hay ninguna evidencia de daño del cerebro de ECT. Por ejemplo, en su libro que Supera Depresión, Dr. Andrew Stanway, un médico británico, dice «las Personas a menudo el cuidado que ECT podrían estar dañando su cerebro de alguna manera pero hay ninguna evidencia de esto» (p.184). 
          De hecho, no se pareció mucho tiempo a ECT se inventó en 1938 para estudios de la autopsia que revelan daño del cerebro ECT-causado para empezar apareciendo en periódicos médicos. Este daño del cerebro incluye hemorragias cerebrales (sangrando anormal), edema (acumulación excesiva de fluido), la atrofia cortical (encogimiento de la corteza cerebral, o capas exteriores del cerebro), espacios peri-vasculares dilatados en el cerebro, fibrosis (espesando y marcando con cicatriz), gliosis (crecimiento de tejido anormal), y rarificó y parcialmente destruyó tejido del cerebro. (Vea Peter R. Breggin, M.D., Electro-susto: Es Cerebro que Desactiva Efectos para las referencias.) Haciendo un comentario sobre la magnitud de daño del cerebro físico causados por «terapia» electro-convulsiva, Karl Pribram, Ph.D., cabeza del Laboratorio de la Neuro-psicología de Universidad de Stanford, una vez dijo: «Yo preferiría tiene un lobotomy pequeños que una serie de susto electro-convulsivo. … Yo apenas sé lo que el cerebro cuida como una serie de sustos, y no es muy agradable parecer a» (APA Monitor, Sept. -Oct. 1974, pp. 9-10). Dr. Sidney Sament, un neurólogo, describe ECT esta manera: «La terapia Electro-convulsiva en efecto puede definirse como un tipo controlado de daño del cerebro producido por medios eléctricos. Ninguna duda algunos síntomas psiquiátricos se eliminan… pero esto está al gasto de daño del cerebro» (Noticias de la Psiquiatría Clínicas, 1983 de marzo, pág. 4). Aunque él es defensor de ECT, el Duque la psiquiatría Universitaria profesor Richard D. Weiner, M.D., Ph.D., ha admitido que «los datos deben ser considerados consistentes en conjunto con la ocurrencia de atrofia fronteriza ECT siguiente» (Conducta & las Ciencias del Cerebro, 1984 de marzo, pág. 8). A través de «atrofia fronteriza» él quiere decir atrofia (tamaño reducido) de los lóbulos fronterizos del cerebro, los lóbulos fronterizos que son las partes creyeron para ser responsable para las funciones mentales más altas. Los lóbulos fronterizos consiguen la mayoría de la electricidad en ECT. Dr. Weiner también admite «la declaración de Breggin que ECT siempre produce un síndrome del cerebro orgánico agudo es correcto» (ibid., pág. 42). El síndrome del cerebro orgánico es enfermedad del cerebro orgánica. 
          La comprobación psicológica de aquéllos que también han tenido ECT indica que ECT causa daño del cerebro permanente. Por ejemplo, en un artículo en el Periódico británico de Psiquiatría, tres psicólogos dijeron «la actuación de Los pacientes de ECT también fue encontrada para ser inferior en el WAIS [la Balanza de Wechsler Adulto Inteligencia]» y «la actuación de Bender-Gestalt inferior de Los pacientes de ECT sugiere que ECT cause daño del cerebro permanente» (Donald yo. Templer, Ph.D., al del et., «el Funcionando Cognoscitivo y Grado de Psicosis en Esquizofrenicos dados muchos Tratamientos Electro-convulsivos» Brit. Psiquiatría de J., Vol. 123 (1973), pág. 441 al pp. 442, 443). 
          En 1989 en su libro La Regla del Ejercicio para la Depresión y Ansiedad, psicología profesor Keith W. Hohnsgard, Ph.D., dice «Algunos que reciben ECT parecen sufrir pérdida de memoria seria y permanente» (pág. 88, el énfasis agregó). Una mujer que tenía ECT describió estos efectúa ECT llevaba puesto su memoria: «Yo no recuerdo cosas yo nunca quise olvidarme – las cosas importantes – gusta mi día de la boda y quién estaba allí. Un amigo me devolvió a la iglesia donde yo tenía mi boda, y no tenía ningún significado a mí» (citó en: Peter R. Breggin, M.D., Electro-susto: Es Cerebro que Desactiva Efectos, pág. 36). Las personas profesionales que han buscado tratamiento para depresión y han hecho ECT han perdido una vida de conocimiento profesional y habilidad a esta terapia llamado. (Vea, por ejemplo, el artículo de Berton Rouche Leyendo Sugerido, debajo de). En un estado, Texas, una ley estatal requiere aquéllos considerado ECT se advertido sobre ECT causó pérdida de memoria. Pero en la mayoría de los estados esos ECT sufriendo hacen voluntariamente así sin cualquier advertencia del daño del cerebro y pérdida de memoria asociada y deterioro intelectual a los que ellos son sobre ser sujetado – el psiquiatra que hace pensar en ECT que normalmente probablemente es la persona menor dar esta advertencia. 
          ECT a veces defiende exige la suma de anestesia, un músculo que paraliza droga, y oxigenación (haciendo el «paciente» aire de respiración o 100% oxígeno) prevenga daño del cerebro ECT-causado. Pero anestesia ni músculo que paralizan drogas ni la parada de oxígeno respiratorio eso que la electricidad hace al cerebro. El estudio de la autopsia, EEGs, y observación de aquéllos que han recibido ECT indican esos ECT dados con anestesia, un músculo que paraliza droga, y forzaron respirando de aire o la experiencia de oxígeno el mismo daño del cerebro, pérdida de memoria, y el deterioro intelectual como esos ECT dados sin estas modificaciones. 
          Algunos abogados de ECT dicen el más nuevo pulso breve que los dispositivos de ECT causan menos daño que la seno-ola dispositivos de ECT que predominaron hasta los años ochenta. En contraste, un partidario de ECT prominente, psiquiatría profesor Richard D. Weiner, M.D., Ph.D., cita estudios que «demostró la ola del seno y los estímulos del pulso bidireccionales producidos el amnestic equivalente cambia» ( Conducta & las Ciencias del Cerebro, 1984 de marzo, pág. 18). Según la Universidad de psiquiatría de Chicago profesor Richard Abrams, M.D., en su libro de texto la Terapia Electro-convulsiva, 400 voltios son un voltaje de la cresta típico producido por el más nuevo informe-pulso los dispositivos de ECT (pág. 113). Esto es más doble los voltajes más altos producidos por las máquinas de la seno-ola más viejas, haciendo pensar en el más nuevo informe-pulso los dispositivos de ECT hacen daño mayor. 
          Demandas que el nuevo «unilateral» ECT en que la electricidad córrase a través de sólo un lado de la cabeza es menos perjudicial también es falso. La idea es ahorrar las partes del cerebro responsable para habilidades verbales y matemáticas (no-emocional, computadora-como las funciones intelectuales). Se cree que estas funciones son localizadas en lo que se llama el lado dominante del cerebro engañosamente. Un problema es la dificultad de determinar qué lado del cerebro éste es en cualquier individuo particular. En la mayoría de las personas es el lado izquierdo, pero en algunos es el lado correcto, así psiquiatras a veces inadvertidamente el susto el lado del cerebro que ellos están intentando ahorrar. El lado del cerebro pensó conseguir la electricidad en ECT unilateral el lado no-dominante se llama ilusoriamente. Esto el lado supuestamente no-dominante del cerebro es principalmente responsable para nuestra habilidad emocional y sexualidad, habilidad artística, creativa, y musical, percepción visual y espacial, habilidad atlética, funciones mentales inconscientes, y algunos aspectos de memoria. En las palabras de neurología profesor Oliver Sacks, es «de la importancia más fundamental» porque proporciona «las fundaciones físicas de la persona real, el ego» sin que «nosotros nos volvemos computadora-como» (El Hombre Que Equivocó Su Esposa para un Sombrero y Otros Cuentos Clínicos, pp. 5, 20). El lado del cerebro electro–ed ECT unilateral es por lo menos como importante a nosotros como las otras partes de nuestros cerebros en hemisferio supuestamente no-dominante. 
          Psiquiatras que usan ECT están violando su juramento de Hippocrates para no dañar a los pacientes y son culpable de una forma de charlatanismo de cuidado de salud. Desgraciadamente, la mayoría de los psiquiatras ha administrado ECT, y el gobierno no ha mantenido su responsabilidad para protegernos de este «tratamiento» dañoso y irracional. Queda por consiguiente a usted proteger lo y su amado del charlatanismo como ECT manteniendo lo y su amado lejos de practicantes que lo usan.

 

Hecho pensar en Leyendo


Peter R. Breggin, M.D., ElectroshockSu Cerebro que Desactiva Efectos (Springer Publishing la Cía., Nueva York, 1979).

Peter R. Breggin, M.D., la Psiquiatría Tóxica: Por qué la Terapia, Empatía, y Amor deben Reemplazar las Drogas, Electroshock, y las Teorías Bioquímicas de la «Nueva Psiquiatría» (St. laPrensa de Martin, Nueva York, 1991).

Leonard Roy Frank (editor), La Historia de Tratamiento del Susto (mismo-publicó, San Francisco, 1978). Disponible directamente del autor para $12 postpaid: 2300 St. de Webster, San Francisco, California 94115.

John Friedberg, M.D., «la Terapia de Electroshock: Dejemos de Destruir el Cerebro», Psicología Hoy la revista, 1975 de agosto, pág. 18.

John Friedberg, M.D., el Tratamiento del Susto no Es Bueno Para Su Cerebro: Un Neurólogo Desafía el Mito Psiquiátrico (Publicaciones del Deslizamiento, San Francisco, 1976).

John Friedberg, M.D., «el Tratamiento del Susto, Daño del Cerebro, y Pérdida de Memoria: Una Perspectiva Neurológica», Periódico americano de Psiquiatría, Vol. 134, No. 9 (1977 de septiembre), pág. 1010.

Berton Rouche, «los Anales de Medicina – tan Vacío como la Víspera», revista del neoyorquino, 9 de septiembre de 1974, pág. 84. Este artículo biográfico describe horrorizando detalle la magnitud y durabilidad de pérdida de memoria causado por electroshock «terapia.»

EL AUTOR, Lawrence Stevens, es un abogado cuya práctica ha incluido representando a los «pacientes» psiquiátricos. Sus folletos no son propiedad registrados. Usted se invita a hacer copias para la distribución a aquéllos que usted piensa beneficiará.

 

1997 ACTUALIZACION por http://www.antipsychiatry.org tejido-amo Douglas Smith:
En la 1997 edición de su libro La Guía Esencial a las Drogas Psiquiátricas, Columbia el Profesor Universitario de Psiquiatría Jack M. Gorman, M.D., incluye una sección tituló «Terapia Electro-convulsiva» en la que él hace aserciones falsas brillantes de hecho sobre ECT, incluyendo esto,: «El paciente debe estar de acuerdo en sufrir ECT primero, y muchos hospitales requieren el consentimiento del paciente ahora y por lo menos un miembro familiar. No hay ningún atando de las personas a través de fuerza hacia las camillas» (pág. 116). Durante mi propia experiencia como prisionero de psiquiatría con mis propios ojos yo dí testimonio de a un compañero «paciente» arrastrándose fuertemente fuera de para la «terapia» electro-convulsiva cuando ella rogó con sus atormentadores detener. Era obviamente una pesadilla viviente para ella. Su resistencia verbal y física y la fuerza que se usan contra ella por varios hombres grandes no dejaron ninguna duda sobre la naturaleza involuntaria del tratamiento llamado. Yo sentía varias emociones cuando yo dí testimonio de este espectáculo inhumano: tema yo sería la próxima víctima de tratamiento del choque eléctrico involuntariamente administrado; el enojo a aquéllos acerca de que serían tan crueles y tontos hace esto a un otro persona, y culpa sobre no acer nada que ayudar esta lucha de la mujer infortunada fuera de aquéllos que estaban dañándola – aunque yo supe que la tal resistencia sería fútil y podría hacerme ás probablemente volverse una víctima del electro-susto y casi me produciría ciertamente narcotizándose fuertemente en el olvido con Thorazine. Esto era hace muchos años, pero yo continúo oyendo informes de uso involuntario de ECT; y incluso en el momento yo dí testimonio de la pesadilla de ECT de esta mujer yo oí rechazos por miembros de personal de hospital psiquiátricos que exigieron ECT sólo se administró con el consentimiento del paciente. Entonces y ahora, rechazos falsos como esta hechura él obvio en nada que psiquiatras y los profesionales de salud mentales asociados que usan «tratamientos» dañosos como ECT dicen sobre lo que ellos hacen puede confiarse.
          El mismo es verdad con respecto al daño del cerebro infligido con ECT. En la 1997 edición de este libro, Dr. Gorman niega hay cualquier evidencia de daño del cerebro ECT-causado. Él dice:«Neurolgy-psicología cuidadosa que prueba en varios estudios no ha mostrado cualquier problema de memoria duradero en la mayoría de los pacientes que han recibido ECT. A veces, los problemas de memoria pueden durar más mucho tiempo, aunque seis meses generalmente son el límite superior. ¿Qué sobre aquéllos que insisten ellos tienen ‘el damage del cerebro permanente’ de ECT? Una vez más, debe declararse que los estudios científicos cuidadosos nunca tienen [el énfasis agregó] podido encontrar cualquiera [el énfasis agregó] la evidencia de pérdida de memoria permanente que es el resultado de ECT. … El riesgo de defecto de memoria permanente de ECT parece tan remoto ese pacientes del individuo deben desatenderlo probablemente» (pp. 117-118). Dr. Gorman limita sus rechazos a «pérdida de memoria» y no se dirige directamente inteligencia reducida y habilidad reducida de experimentar emociones como resultado de ECT, pero sus palabras son no obstante falsamente reasuring sobre estos efectos y sobre ECT el daño del cerebro causó. Si usted ha leído Sr. artículo de Stevens’ sobre ECT (sobre), usted probablemente no se engañará por Dr. los rechazos de Gorman o otros psiquiatras sobre el daño del cerebro causado por tratamiento del choque eléctrico.
          Dr. Gorman también dice: «ECT es un tratamiento de gran efectividad y el riesgo muy pequeño. ¿Por qué, entonces, es tan polémico? Primero, el tratamiento es reconocidamente misterioso. Uno de mis colegas, Dr. Stuart Yudofsky, lo asemejó una vez a dar de puntapiés la televisión puesta cuando el cuadro está rizado. Nosotros todavía no tenemos la pista más ligera por qué funciona. Todos que son conocidos son que causando una convulsión en el cerebro releva depresión. Interesantemente, ECT también releva manía [felicidad extrema] y reduce síntomas sicópata…» (pág. 119). ¿Por qué es tan duro para Dr. Gorman y otros psiquiatras ver el obvio?: Causando daño del cerebro, ECT reduce o elimina todo lo que el cerebro hace: infelicidad («depresión»), felicidad («manía»), el pensamiento irracional o extraño («psicosis»), memoria, inteligencia, el rango entero de funciones de las que un cerebro ileso es capaz. (Sí, en mi opinión, el pensamiento irracional o extraño puede venir de un cerebro humano ileso. El pensamiento religioso de muchos «normal» las personas son una ilustración de esto.)
          Dr. la 1997 revisión de Gorman de su libro La Guía Esencial a Drogas Psiquiátrica las demandas falsas de psiquiatría de muestras de sobre ECT (y otros aspectos de psiquiatría) no ha cambiado.

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Drogas siquiátricas: ¿medicina o curanderismo?

Drogas siquiátricas: ¿medicina o curanderismo?

 

por Lawrence Stevens, J.D.

 

Traducido por César Tort (México, DF) – cesartort@usa.net

 

 

Las drogas siquiátricas son inútiles y la mayoría de ellas dañinas.  Muchas causan permanentes daños cerebrales en las dosis que comúnmente se dan.  Las drogas siquiátricas y la profesión que las promueve son un peligro para su salud.

 

ANTIDEPRESIVOS

El Libro de texto comprensivo de siquiatría IV dice:  “Las drogas de tipo triciclo[1] son el tipo más efectivo de antidepresivos” (Williams & Wilkins, 1985, p. 1520).  Pero en su libroVenciendo a la depresión el Dr. Andrew Stanway dice:  “Si las drogas antidepresivas fueran realmente tan efectivas como se anuncia, los índices de ingreso a hospitales por depresión habrían disminuido los últimos veinte años en que han estado disponibles.  Desgraciadamente, esto no ha ocurrido….  Muchas pruebas han mostrado que los triciclos apenas son más efectivas que los placebos, e incluso se ha encontrado que algunos no son tan efectivos que ese tipo de placebos o pastillas falsas” (Hamlyn Publ., 1981, pp. 159s).  En su libro de texto Terapia electroconvulsiva, el Dr. Richard Abrams, profesor de siquiatría en la Escuela Médica de Chicago, explica la razón por la que actualizó su libro:  “En estos seis años ha aumentado el interés en el ECT.[2]  ¿Qué ha causado este cambio de actitud en la siquiatría americana?  Quizás el desencanto con los antidepresivos.  No se ha encontrado que ninguno sea terapéuticamente superior a la imipramina [un triciclo], que ya tiene treinta años, y los compuestos introducidos recientemente son menos efectivos o más tóxicos que las drogas de antaño (Oxford Univ. Press, 1988, p. xi).  Abrams añade que “a pesar de los alegatos de los fabricantes, ningún progreso significativo en el tratamiento farmacológico de la depresión ha ocurrido desde la introducción de la imipramina en 1958” (p. 7).  En el prólogo al libro de Abrams, el Dr. Max Fink, profesor de la Universidad de Nueva York en Stony Brook, mencionó la razón por la que el uso de la “terapia” del ECT ha incrementado para la depresión: se debe a lo que llama “desilusión de la eficacia de las drogas sicotrópicas” (p. vii).  En su libro Drogas siquiátricas: un peligro para el cerebro, el Dr. Peter Breggin asevera:  “La cuestión más importante sobre los antidepresivos más usados es que no producen un efecto específico.  De igual manera que los neurolépticos hacia los que están emparentados, son altamente neurotóxicos e inhabilitantes del cerebro y logran su impacto por medio de interrumpir el funcionamiento normal del cerebro…  Sólo la ‘opinión clínica’ de los que promueven estas drogas habla de efectos antidepresivos” (Springer Publ. Co., 1983, pp. 160 & 184).  Un artículo de Newsweek dice que “el Prozac… y sus primos químicos Zoloft y Praxil no son más efectivos que los tratamientos anteriores de la depresión” (7 febrero 1994, p. 41).  La mayoría de la gente con la que he hablado que han tomado antidepresivos, incluyendo Prozac, dicen que esas medicinas no les funcionaron.  Esto arroja dudas sobre la afirmación que el sesenta por ciento de la gente que toma medicamentos supuestamente antidepresivos se mejora.

 

LITIO

Se dice que el litio ayuda a la gente cuyos humores cambian repetidamente de encontrarse en júbilo a desalentado y otra vez a júbilo, etc.  Los siquiatras le llaman a esto trastorno maníaco depresivo o trastorno bipolar.  El litio se prescribió por primera vez como droga siquiátrica en 1949 por un médico australiano, John Cade.  De acuerdo con un texto de siquiatría:  “Mientras experimentaba con animales, incidentalmente Cade notó que el litio hacía más letárgicos a los animales, de manera que comenzó a administrarle esta droga a los pacientes agitados”.  El texto describe éste como “un momento crucial en la historia de la sicofarmacología” (Harold Kaplan y Benjamin Sadock, Siquiatría clínica, Williams & Wilkins, 1988, p. 342).  Sin embargo, si no quieres encontrarte letárgico, tomar litio difícilmente te traerá beneficios.  Una persona que cree en la terapia del litio admitirá que causa “un sentimiento ligeramente depresivo y generalmente letárgico” y le llamará “letargia estándar” causada por litio (Roger Williams, “¿Una decisión precipitada?: enfrentando las secuelas de un episodio maníaco depresivo” en la revista American Health, octubre 1991, p. 20).  De igual manera, uno de mis parientes fue diagnosticado de maníaco depresivo y le dieron carbonato de litio.  Años después me dijo:  “El litio me sacó de encontrarme arriba pero no de las bajas”.  No debe sorprender que una droga que induce letargia tenga este efecto.  Increíblemente, algunas veces los siquiatras afirman que el litio mantiene al margen los sentimientos de depresión a pesar que el litio, como la mayoría de medicamentos siquiátricos, producen sentimientos de desgano e infelicidad (a pesar que se llamen “antidepresivos”).

 

TRANQUILIZANTES  MENORES / MEDICAMENTOS  CONTRA  EL  ANSIA

Entre las drogas siquiátricas más usadas están los llamadas tranquilizantes menores: Valium, Librium, Xanax y Halcion.  Los médicos que las prescriben dicen que poseen un efecto calmante contra la ansiedad y que suprime estados de pánico, o que son buenas para dormir.  Cualquier persona que crea esas cosas debe ir a la biblioteca más cercana y leer el artículo “Ansiedad alta” en la revista Consumer Report (enero 1993) o el capítulo 11 de Siquiatría tóxica del Dr. Peter Breggin (St. Martin Press, 1991): ambos documentos afirman lo opuesto.  Como la mayoría de las drogas siquiátricas, los llamados tranquilizantes menores no curan nada sino son meramente drogas que bloquean el funcionamiento cerebral.  En ciertas pruebas clínicas para un juicio, el 70 por ciento de las personas que toman Halcion “desarrollaron pérdida de memoria, depresión y paranoia” (“La compañía Upjohn defiende una controversial droga para dormir” en Miami Herald, 17 diciembre 1991, p. 13A).  De acuerdo a Newsweek (17 febrero 1992) “cuatro países han prohibido completamente ese medicamento” (p, 58).  En Siquiatría tóxica, Breggin, hablando de los tranquilizantes menores, dijo:  “Como la mayor parte de los medicamentos siquiátricos, el uso del medicamento eventualmente causa un incremento en los mismos síntomas que se supone la droga debe aminorar.

 

MEDICAMENTOS  SIQUIÁTRICOS CONTRA  EL SUEÑO:  EL  SUEÑO  DISTINGUIDO  DE  INCONCIENCIA  INDUCIDA  POR  MEDICAMENTOS

Contrariamente al alegato que los tranquilizantes mayores y menores y los antidepresivos son buenos para dormir, el efecto es bloquear el verdadero sueño.  Cuando presenciaba clases de siquiatría con un amigo estudiante, el profesor nos dijo:  “Las investigaciones han mostrado que no necesitamos dormir, pero necesitamos soñar”.  La fase del sueño es la parte crítica.  La mayoría de las drogas siquiátricas, incluyendo las promovidas como medicamentos para dormir o tranquilizarse, inhiben la fase del soñar induciendo un estado que parece sueño pero que en realidad es un estado inconsciente sin sueños.  En otras palabras, el sueño es una importante actividad mental que es detenida con la mayoría de las drogas siquiátricas.  Una revista de autoayuda aconseja:  “No tomes pastillas para dormir a menos que te las prescriba un médico, y aún así no más de diez noches consecutivas.  Además de perder su efectividad y convertirse en adictivas, los medicamentos que inducen el sueño reducen o previenen el estado del sueño necesario para la salud mental” (revista Going Bankers?, primer número, p. 75).  En El libro del cerebro, Peter Rusell, profesor de la universidad de Rhode Island, dice: “Al dormir, especialmente en los períodos del sueño, las proteínas y otros químicos que el cerebro usa en el día se abastecen con creces” (Plume, 1979, p. 76).  Experimentos sobre privación del sueño en gente normal muestran que causa alucinaciones si se continúan por el tiempo suficiente (Maya Pines,Los modificadores del cerebro, Harcourt Brace Jovanovich, 1973, p. 105).  Éstas son realmente las consecuencias de tomar drogas que inhiben o bloquean el verdadero sueño.

 

LOS TRANQUILIZANTES MAYORES / NEUROLÉPTICOS / ANTISICÓTICOS / ANTIESQUIZOFRÉNICOS

Todo lo dicho sobre los antidepresivos siquiátricos, el litio y los llamados agentes contra el ansia (los tranquilizantes menores) no es nada comparado con los tranquilizantes mayores, algunas veces llamados “antisicóticos”, “antiesquizofrénicos” o “neurolépticos”.  Incluidos en esta categoría tenemos a Thorazine (clorpromazina), Mellaril, Prolixin (flupenazina), Compazine, Stelazine, Haldol y muchos otros.  En términos de sus efectos sicológicos, estos llamados tranquilizantes mayores causan miseria, no alivio. 

Físicamente y neurológicamente aniquilan la habilidad de pensar y actuar, incluso en dosis comunes.  Al inhabilitar a la gente, pueden detener casi cualquier pensamiento o conducta que el “terapeuta” desee detener.  Pero esto es simplemente deshabilitar a la gente, no terapia.  La droga temporalmente deshabilita o destruye tanto una buena parte de la personalidad de una persona como la mala.  Hasta qué grado la deshabilitación que impone la droga pueda superarse al discontinuar su uso depende de por cuanto tiempo se haya administrado, y a qué dosis.  Las drogas llamadas tranquilizadores mayores o antisicóticos o neurolépticos dañan el cerebro más clara, severa y permanentemente que cualesquier otras usadas en siquiatría.  Los doctores Joyce e Iver Small, profesores de siquiatría en la Universidad de Indiana, critican a los siquiatras que usan “medicamentos sicoactivos que se sabe tienen efectos neurotóxicos”, y hablan de que cada vez se “incrementa el reconocimiento sobre los perjuicios a largo plazo, y a veces irreversibles, en el funcionamiento cerebral inducido por las drogas neurolépticas.  En estos casos la evidencia de daño cerebral no es sutil sino patente a todas luces ¡incluso para un observador casual!” (Ciencias de la conducta y del cerebro, marzo, 1984, p. 34).  De acuerdo al Dr. Conrad Swartz, profesor de siquiatría en la Escuela Médica de Chicago:  “Si bien los neurolépticos alivian la ansiedad sicótica, su efecto tranquilizante aplana los finos detalles de la personalidad incluyendo la iniciativa, la reactividad emocional, el entusiasmo, la conducta sexy, el estado de alerta…  Esto sucede además de reacciones colaterales como movimientos involuntarios que pueden ser permanentes, mismos que evidencian el daño cerebral” (Ciencias de la conducta y del cerebro, marzo, 1984, pp. 37s).  Un reporte de 1985 en Reporte de leyes de minusvalidez mental y física indica que por fin las cortes de Estados Unidos han comenzado a considerar que la administración involuntaria de neurolépticos involucra los derechos invocados en la Primera Enmienda debido a que “las drogas antisicóticas tienen la capacidad de afectar severa y permanentemente la habilidad de un individuo de pensar y comunicarse” (“Prosiguen las demandas sobre medicación involuntaria”, enero/febrero, 1985, p. 26, énfasis añadido).   En Moléculas de la mente: la nueva ciencia de la sicología molecular, el profesor Jon Franklin observó:  “Esta era coincidió con una mayor conciencia que los neurolépticos no sólo no curan la esquizofrenia, sino que en realidad causan daño cerebral.  De repente, se vio a los siquiatras que los usan, y a los pacientes marginados de la sociedad, como nazis o algo peor (Dell Publ. Co., 1987, p. 103).  En su libro Drogas siquiátricas: un peligro para el cerebro, el Dr. Peter Breggin dice que al usar estos medicamentos que causan daño cerebral “la siquiatría ha desatado una epidemia neurológica en el mundo”, misma que “alcanza de uno a dos millones de personas por año” (op. cit., pp. 108s).  En casos severos, el daño producido pos neurolépticos es evidenciado por movimientos anormales llamados discinesia tardía.  Sin embargo, esta enfermedad es sólo la cresta del iceberg del daño causado por neurolépticos.  Las altas funciones del cerebro son más vulnerables y son perjudicadas antes de las funciones cerebrales elementales como el control motriz.  El profesor de siquiatría Richard Abrams reconoce que “se ha reportado que la discinesia tardía ocurre después de algunas pocas tomas de neurolépticos” (citado en Benjamin Wolman, El manual del terapeuta, Van Nostrand Reinhold, 1976, p. 25).  En su libro La nueva siquiatría el Dr. Jerrold Maxmen de la Universidad de Columbia dice:  “La mejor manera de evitar la discinesia tardía es evitar los antisicóticos del todo.  Excepto para el tratamiento de la esquizofrenia jamás deberían usarse por más de dos o tres meses consecutivos.  Lo que es criminal es que demasiados pacientes que no deben recibir antisicóticos los tomen (Mentor, 1985, pp. 155s).  ¡Pero el Dr. Maxmen no va lo suficientemente lejos!  Su caracterización de administrar los llamados antisicóticos como “criminal” es acertada si nos referimos a todas las personas — incluyendo a los llamados esquizofrénicos — aun si los neurolépticos no se administrasen el suficiente tiempo para causar discinesia tardía.  El autor del prefacio de un libro de cuatro médicos dijo lo siguiente:  “A final de los 1960s resumí la literatura sobre discinesia tardía…  La mayoría de los siquiatras o ignoraron la existencia del problema o intentaron inútilmente demostrar que estas anormalidades motoras eran clínicamente insignificantes, o que no tenían que ver con la droga.  Mientras tanto el número de pacientes afectados incrementó, así como los síntomas de los que la padecían…  Existen pocos investigadores o clínicos que aún duden de la naturaleza yatrogénica [causada por el médico] de la discinesia tardía…  Es evidente que mientras más se sabe acerca de los efectos tóxicos de los neurolépticos en el sistema nervioso central, más se ve la necesidad de modificar nuestras prácticas comunes de los mismos.  Es muy desafortunado que muchos doctores continúen prescribiendo sicotrópicos en cantidades excesivas, y que un número considerable de instituciones mentales no tienen políticas respecto al manejo y prevención de la discinesia tardía.  Si este libro que refleja las opiniones de expertos en el campo puede hacer una mella en la complacencia de muchos siquiatras, no será un logro menor (citado en William Fann et al., Discinesia tardía: investigación y tratamiento, SP Medical & Scientific, 1980).  En Drogas siquiátricas Peter Breggin dice:  “Los tranquilizantes mayores son drogas altamente tóxicas; son venenos para varios órganos del cuerpo.  Son neurotoxinas especialmente potentes, y es común que produzcan daño permanente en el cerebro…  La discinesia tardía puede desarrollarse en pocas dosis y en lapsos cortos de tiempo…  Generalmente, la demencia [pérdida de las altas funciones mentales] asociada comúnmente con la discinesia tardía no es reversible…  Pocas veces me he sentido más triste y abatido que cuando veo la negligencia siquiátrica sobre la evidencia que está causando efectos lobotomizantes irreversibles, sicosis y demencia en millones de pacientes como resultado estos tranquilizantes mayores (op. cit., pp. 70, 107, 135, 146).

El profesor de siquiatría Richard Abrams ha señalado que:  “Los antidepresivos de tipo triciclo son ligeras modificaciones químicas de la clorpromazina [conocida en el mercado como Thorazine], y fueron introducidas como potenciales neurolépticos” (citado en El manual del terapeuta, op, cit., p. 31).  Asimismo, en Drogas siquiátricas el Dr. Breggin le llama a los antidepresivos “tranquilizantes mayores enmascarados” (p. 166).  El siquiatra Mark Gold ha dicho que los antidepresivos también pueden causar discinesia tardía (Buenas noticias sobre la depresión, Bantam, 1986, p. 259).

¿Por qué los llamados pacientes aceptan tales “medicinas”?  Algunas veces lo hacen por ignorancia acerca del daño neurológico al que se someten por seguir las indicaciones del siquiatra.  Pero muchas ocasiones los neurolépticos son forzados en los cuerpos de los “pacientes” contra su voluntad.  En su libro Drogas siquiátricas Breggin dice:  “Una y otra vez en mi experiencia clínica he presenciado pacientes al borde de la angustia y la indignación porque les forzaron neurolépticos…  El problema es tan rutinario en el hospital que un gran porcentaje de pacientes tienen que ser amenazados con inyecciones para que accedan tomarlos” (p. 45).

 

EL TRATAMIENTO SIQUIÁTRICO FORZOSO ES COMO UNA VIOLACIÓN

La administración de medicamentos siquiátricos (o un llamado tratamiento de electroshock) es una especie de tiranía que puede compararse, física y moralmente, con la violación.  Comparemos la violación sexual con la administración involuntaria de una medicina inyectada intramuscularmente en las nalgas, que es donde suele darse.  Tanto en la violación sexual como en la administración involuntaria de drogas siquiátricas, la fuerza es usada.  En ambos casos, los pantalones de la víctima se bajan.  En ambos casos, un tubo es insertado en el cuerpo de la víctima contra su voluntad.  En el caso de la violación, el tubo es el pene.  El caso de lo que podemos llamar violación siquiátrica, el tubo es la jeringa.  En ambos casos un fluido es inyectado en el cuerpo de la víctima contra su voluntad.  En ambos casos se encuentra en, o cerca de, la parte trasera.  En el caso de la violación, el fluido es semen.  En el caso de la violación siquiátrica, el fluido es Thorazine, Prolixin u otra droga inhabilitante del  cerebro.  El hecho es que la invasión corporal es similar en ambos casos (si no es que peor en el caso de la violación siquiátrica como explicaré en breve) y así es percibido en la mente de la víctima de cualquiera de estos dos asaltos.  Como dijo el profesor de siquiatría Thomas Szasz:  “La violencia es violencia independientemente de si la llamemos tratamiento de una enfermedad mental”.  Algunas personas no hospitalizadas (es decir, encarceladas) son forzados a reportarse a un doctor para recibir inyecciones que actúan sobre un largo período, como Prolixin, cada dos semanas bajo amenaza de encarcelamiento (“hospitalización”).

Pero ¿porqué es peor la violación siquiátrica que la sexual?  Como dijo el cirujano I.S. Cooper en su autobiografía:  “Es tu cerebro el que ve, siente, piensa, ordena y responde.  Tú eres tu cerebro.  De trasplantarse a otro cuerpo, tu cerebro mantendría tus memorias, pensamientos y emociones.  Seguiría siendo tú mismo.  El cuerpo nuevo sólo sería una vasija; el cerebro te llevaría a un lado y a otro.  Tu cerebro eres tú” (El examen vital: mi vida como cirujano del cerebro, Norton & Co., 1982, p. 50, énfasis en el original). 

La parte más esencial e íntima de ti no es lo que tienes entre tus piernas, sino lo que tienes entre tus orejas.  Un asalto al cerebro de una persona como un “tratamiento” inhabilitador (como drogas sicoactivas, electroshock o sicocirugía) es más íntimo y moralmente más horrible que la violación sexual.  Además hay otra razón por la que, en términos morales, la violación siquiátrica es peor que la violación sexual: causa lesiones permanentes en el funcionamiento cerebral.  En contraste, en términos generales las mujeres se encuentran con una vida sexual funcional después de haber sido violadas (sufren de daño sicológico, pero también lo sufren las víctimas del asalto siquiátrico).  No se vaya a creer que no se creerá que estoy menospreciando el trauma de la violación sexual.  De hecho, he asesorado a mujeres asaltadas sexualmente como abogado y sé que cada una de la media docena de mujeres que conozco que han sido violadas posteriormente han tenido una vida sexual normal, y en la mayoría de los casos se han casado y formado familias.  En contraste, los cerebros de aquellos sometidos a asaltos siquiátricos no son tan funcionales como antes debido al daño físico que les ha hecho el “tratamiento”.  En un talk-show televisivo de 1990, Jeffrey Masson dijo que espera que los responsables de tales “terapias” lleguen un día a enfrentar un juicio de Nuremberg (Geraldo, 30 noviembre 1990).

 

DROGAS QUE DAÑAN EL CEREBRO SE LES DAN A ANCIANOS EN ASILOS

Estos mismos neurolépticos llamados antisicóticos que dañan el cerebro se administran involuntariamente a ancianos sanos en los asilos de Estados Unidos.  De acuerdo a un artículo de revista: “En los asilos los antisicóticos son usados entre el 21 y el 44 por ciento de los ancianos… la mitad de los antisicóticos que se prescriben a los residentes de estos asilos no pueden explicarse en el diagnóstico que se le ha hecho al paciente.  Los investigadores sospechan que es común que se usen drogas en esas instituciones como camisas de fuerza químicas: una manera de pacificar a pacientes difíciles (In Health, septiembre/octubre 1991, p. 28).  Conozco dos casos de ancianos endebles en asilos que apenas eran capaces de levantarse de la silla de ruedas a quienes se les dio un neuroléptico.  Uno se quejó porque que quedó en la silla de ruedas y no pudo caminar con su bastón; el otro se quedó en cama porque no pudo levantarse para al ir al baño, por lo que se defecó en la cama.  Aunque ambos estaban tan incapacitados físicamente que no representaban un daño para nadie, osaron quejarse amargamente acerca de cómo fueron tratados.  En ambos casos los enfermeros respondieron inyectándoles el neuroléptico Haldol que los incapacitó mentalmente, imposibilitando que se volvieran a quejar.  El uso de estas dañinas drogas en asilos de ancianos que no se consideran pacientes siquiátricos muestra que el verdadero propósito de los neurolépticos es el control, no la terapia.  Las afirmaciones que estas drogas son terapéuticas es una racionalización sin soporte en los hechos.

 

ESTUDIOS SUPUESTAMENTE DOBLE CIEGOS SON TENDENCIOSOS [3]

Estudios que indican que los medicamentos siquiátricos ayudan son de dudosa credibilidad debido a que la profesión misma es tendenciosa.  Todos o casi todos los medicamentos son neurotóxicos y por esta razón ocasionan síntomas y problemas como boca seca, visión borrosa, mareos, letargia, dificultad para pensar, irregularidades menstruales, retención urinaria, palpitaciones y otras consecuencias de disfunción neurológica.  Engañosamente, los siquiatras les llaman “efectos colaterales” incluso si son los únicos efectos reales que produce el medicamento siquiátrico.  Los placebos (cápsulas de azúcar) no causan estos problemas.  Como estos síntomas o la ausencia de los mismos son manifiestos, evaluar los medicamentos siquiátricos en supuestas pruebas “doble ciegas” significa que no son realmente doble ciegas, haciendo imposible evaluar tales medicamentos imparcialmente.  Esta situación hace que el espíritu tendencioso en la profesión esté dando resultados parciales.

 

MODOS DE ACCIÓN:  DESCONOCIDOS

A pesar de diversas teorías y afirmaciones no comprobadas, los médicos no saben cómo las drogas que usan actúan biológicamente.  En palabras de Jerrold Maxmen, profesor de siquiatría en la Universidad de Columbia:  “Cómo funcionan los medicamentos sicotrópicos no está claro” (La nueva siquiatría, Mentor, 1985, p. 143).  La experiencia ha mostrado que el efecto de todas de las actuales drogas siquiátricas es inhabilitar el cerebro de manera general.  Ninguno de estos medicamentos posee especificidad (por ejemplo para la depresión, ansiedad o sicosis) que se afirma que posee.

 

¿COMO “INSULINA PARA LA DIABETES”?

Se dice generalmente que tomar medicamentos siquiátricos es como tomar insulina para los diabéticos.  Aunque las drogas siquiátricas sean, como la insulina, tomadas continuamente, la analogía es absurda.  La diabetes es una enfermedad con una causa física, en cambio, no se ha encontrado ninguna causa física para ninguna de las llamadas enfermedades mentales.  La forma de acción de la insulina es conocida: es una hormona que le instruye a las células que ingieran glucosa dietética (azúcar).  En contraste, la forma de acción de los medicamentos siquiátricos es desconocida — aunque tanto proponentes como críticos teorizan que previenen el funcionamiento normal del cerebro por medio de bloquear sus neuroreceptores.  Si esta teoría es correcta, la misma representa otro contraste entre la insulina y el medicamento siquiátrico: la insulina restaura una función biológica normal, pero la otra interfiere con otra función biológica normal.  La insulina es una hormona que se encuentra naturalmente en el cuerpo, pero las drogas siquiátricas no se encuentran generalmente en el cuerpo.  La insulina le da al cuerpo del diabético una capacidad que no tendría en su ausencia, la capacidad de metabolizar azúcar, pero los medicamentos siquiátricos tienen el efecto opuesto: éstos suprimen las capacidades mentales que la persona tendría en ausencia de la droga.  La insulina afecta al cuerpo más bien que a la mente, pero los medicamentos siquiátricos inhabilitan al cerebro y por lo mismo a la mente: siendo la mente la esencia del yo verdadero.

 

 EL AUTOR, Lawrence Stevens, es un abogado cuya práctica incluye representar a “pacientes” siquiátricos.  Sus panfletos no están registrados en las oficinas de derechos de autor.  Se te invita a sacarles copias para distribuirlas a aquellos que creas que se puedan beneficiar.

 

ACTUALIZACIÓN DE 1998

Las siguientes declaraciones las hizo el Dr. Michael Murphy, miembro clínico de siquiatría en la Escuela Médica de Harvard; el Dr. Ronald Cowan (ibid.) y el Dr. Lloyd Sederer, profesor asociado de siquiatría clínica (también de Harvard) en el libro de texto Anteproyectos en siquiatría (Blackwell science, 1998):

Litio

“El mecanismo de acción del litio en el tratamiento de la manía no está bien determinado” (p. 57).

Valproato

“El mecanismo de acción del valproato posiblemente se deba al aumento de la función GABA[4] en el sistema nervioso central” (p. 58 énfasis añadido).

Carbamasepina

“El mecanismo de acción de la carbamasepina en la enfermedad bipolar es desconocido” (p. 59).

Antidepresivos

“Se cree que los antidepresivos ejercen un efecto en subsistemas de sinapsis neuronales a través del cerebro…  Prozac, Praxil y Zoloft actúan pegándose a las proteínas de retoma de serotonina presináptica…  Los antidepresivos de triple ciclo actúan bloqueando la retoma presináptica de la serotonina y la norepinefrina.  Los inhibidores monoaminos de oxidasa actúan inhibiendo la enzima presináptica (monoaminos de oxidasa).  Estos mecanismos inmediatos de acción no son suficientes para explicar los efectos retardados contra la depresión (típicamente de dos a cuatro semanas).  Otros mecanismos desconocidos deben jugar un papel en el tratamiento sicofarmacológico exitoso de la depresión…  Todos los antidepresivos poseen más o menos la misma eficacia para la depresión…  Sólo como la mitad de los pacientes cuyos síntomas cumplen con los criterios del DSM IV[5] de una depresión mayor se recobrarán con un una sola experiencia de al menos seis semanas de antidepresivos” (p. 54, énfasis añadido).

Comentario de Douglas Smith, creador de este sitio web:  Desde luego, como la mitad de la gente que se siente desanimada o deprimida se sentirán significativamente mejor en seis semanas con o sin “medicamentos”.  En realidad, lo que los siquiatras llaman “otros mecanismos desconocidos” son sólo el paso del tiempo.

ACTUALIZACIÓN DE 1999

Véanse las citas en la reseña del libro Tu medicamento puede ser tu problema de Peter Breggin y David Cohen, publicado en 1999.

ACTUALIZACIÓN DEL AÑO 2000

“Nada ha dañado más la calidad de vida individual en la sociedad moderna que la errada idea de que el sufrimiento humano se deriva de causas biológicas y genéticas y que puede ser rectificado tomando medicinas o terapia de electroshock…  Si yo quisiera arruinar la vida de alguien, lo convencería que la siquiatría biologista tiene la razón: que las relaciones humanas no significan nada, que el libre albedrío es imposible, y que la mecánica de un cerebro descompuesto reina sobre las emociones y conducta.  Si quisiera estropear la capacidad de un individuo de crear relaciones empáticas y amorosas, le recetaría medicinas siquiátricas: todas aplanan nuestras más altas funciones sicológicas o espirituales” (prefacio de Peter Breggin en Realidad terapéutica en acción por William Glasser, Harper Collins, 2000, p. xi, énfasis añadido).

Artículo crítico del Prozac.

Drogando a niños con Ritalin para frenar la hiperactividad – comentario de la Coalición de Antisiquiatría sobre un artículo de Time intitulado “La era de Ritalin.

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Esquizofrenia: una enfermedad inexistente

Esquizofrenia: una enfermedad inexistente

por Lawrence Stevens, J.D.

Traducido por César Tort, Ciudad de México, México

      La palabra “esquizofrenia” suena a un deslumbrante término científico que nos parece inherentemente creíble. En su libro Moléculas de la mente: la nueva ciencia de la sicología molecular, Jon Franklin, profesor de la Universidad de Maryland, le llama a la esquizofrenia y a la depresión “las dos formas básicas de enfermedad mental” (Dell Publishing Co., 1987, p. 119).  De acuerdo con el artículo de portada de la revista Time (6 julio 1992), la esquizofrenia es “la más diabólica de las enfermedades mentales” (p. 53).  Ese artículo añade: “Una cuarta parte de las camas de hospitales están ocupadas por pacientes de esquizofrenia” (p. 55).  Libros y artículos como éstos y los hechos a los que se refieren (como la estadística de las camas de hospital) engañan a la mayoría de la gente para que crean que realmente existe una enfermedad llamada esquizofrenia.  La esquizofrenia es uno de los grandes mitos de nuestra época.
En su libro Esquizofrenia: el símbolo sagrado de la siquiatría, el Dr. Thomas Szasz dice: “En resumen, no existe tal cosa como la esquizofrenia” (Syracuse University Press, 1988, p. 191).  En el epílogo de su libro Esquizofrenia: ¿diagnóstico médico o veredicto moral? el Dr. Theodore Sarbin, profesor de sicología en la Universidad de California en Santa Cruz (quien pasó tres años trabajando en hospitales) y el Dr. James Mancuso, profesor de sicología en la Universidad del Estado de Nueva York en Albany, dicen: “Hemos llegado al final del camino.  Entre otras cosas, hemos tratado de establecer que al modelo de esquizofrenia sobre conducta indeseable le falta credibilidad.  El examen nos hace concluir ineludiblemente que la esquizofrenia es un mito” (Pergamon Press, 1980, p. 221).  En su libro Contra las terapias publicado en 1988, el Dr. Jeffrey Masson dice:  “Ya existe conciencia sobre los peligros inherentes de etiquetar a alguien con una categoría de enfermedad como esquizofrenia, y mucha gente está comenzando a entender que no existe tal entidad” (Atheneum, p. 2).  En lugar de ser una enfermedad auténtica, la llamada esquizofrenia es una categoría no específica que incluye casi todo lo que un ser humano puede hacer, pensar o sentir que desagrada mucho a otra gente (o a los que la “padecen”).  De hecho, existen pocas “enfermedades mentales” que en un tiempo u otro no han sido llamadas “esquizofrenia”.  Debido a que éste es un término que cubre casi todo lo que una persona puede pensar o hacer que molesta mucho a otros, es difícil definirla objetivamente.  En general, las definiciones de esquizofrenia son vagas o inconsistentes entre sí.  Por ejemplo, cuando le pregunté a un asistente del superintendente de un manicomio estatal que me definiera el término esquizofrenia, con toda seriedad respondió:  “Personalidad dividida, ésa es la definición más popular”.  Pero si buscamos en otro lado, por ejemplo en un folleto publicado por la Alianza Nacional sobre Enfermos Mentales titulado ¿Qué es la esquizofrenia?, éste dice: “La esquizofrenia no es personalidad dividida”.  Asimismo, en su libro Es-qui-zo-fre-nia: hablemos claro a la familia y a los amigos, publicado en 1985, Maryellen Walsh dice:  “La esquizofrenia es una de las enfermedades más malentendidas del planeta.  La mayoría de la gente cree que significa tener una personalidad dividida, pero están equivocados.  La esquizofrenia no es que la personalidad se fragmente en múltiples partes” (Warner Books, p. 41).  La segunda edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-II) de la Asociación Psiquiátrica Americana, publicado en 1968, define la esquizofrenia como “disturbios característicos del pensamiento, humor o conducta” (p. 33).  Esa definición presenta la dificultad de ser tan genérica que se le podría atribuir a casi cualquier cosa que a la gente le desagrade o que considere anormal, por ejemplo, cualquier llamada enfermedad mental encuadra en tal definición.  En el prólogo al DSM-III, el Dr. Ernest Gruenberg, director del Comité de la Asociación Psiquiátrica Americana sobre Nomenclatura, dijo:  “Consideremos, por ejemplo, el trastorno mental llamado ‘esquizofrenia’…  Incluso si el comité se lo hubiera propuesto, no habría podido estar de acuerdo acerca de qué es el trastorno” (p. ix).  La tercera edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, publicada en 1980 y comúnmente denominada DSM-III, también fue sincera sobre la vaguedad del término:  “Los límites del concepto esquizofrenia no son claros” (p. 181).  La revisión publicada en 1987, DSM-IIIR, contiene una declaración similar:  “Debe notarse que no hay característica alguna que esté invariable o exclusivamente presente en la esquizofrenia” (p. 188).  DSM-IIIR también dice lo mismo de un diagnóstico similar:  “El término ‘trastorno esquizo-afectivo’ se ha usado de diversas maneras desde que se introdujo como una subcategoría de la esquizofrenia, y representa uno de los conceptos más confusos y controversiales en la nosología siquiátrica” (p. 208).
En el clima intelectual de hoy día, donde se cree que la enfermedad mental tiene causas biológicas o químicas, es especialmente instructivo lo que el DSM-IIIR dice acerca de las causas físicas del concepto esquizofrenia.  El manual dice que el diagnóstico de tal enfermedad “se hace solamente cuando no puede establecerse que un factor orgánico inició y mantuvo la alteración” (p. 187).  Subrayando esta definición de “esquizofrenia” como no biológica está la edición de 1987 del Manual Merck de diagnóstico y terapia, que dice que un diagnóstico de esquizofrenia se hace sólo cuando la conducta en cuestión “no se debe a un trastorno mental orgánico” (p. 1532).
En contraste con esta declaración se encuentra la del siquiatra Fuller Torrey en su libro Sobreviviendo a la esquizofrenia: un manual para la familia, publicado en 1988.  Torrey dice: “La esquizofrenia es una enfermedad del cerebro, ahora definitivamente conocida como tal” (Harper & Row, p. 5).  Desde luego, si la esquizofrenia es una enfermedad cerebral, entonces es orgánica.  Sin embargo, la definición oficial de esquizofrenia sostenida y publicada por la Asociación Psiquiátrica Americana en su Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales por muchos años excluyó específicamente las condiciones orgánicas como causales en la definición de esquizofrenia.  No fue sino hasta la publicación del DSM-IV en 1994 que se removió tal exclusión.  En Sobreviviendo a la esquizofrenia, el Dr. Torrey reconoce que lo que explica esto son “las actuales teorías sicoanalíticas y de interacción familiar sobre la esquizofrenia” (p. 149).
En el journal Nature (10 noviembre 1988), el geneticista Eric Lander de la Universidad de Harvard resumió la situación así:  “Potter Stewart, el finado juez de la Suprema Corte, declaró en un caso célebre de obscenidad que, aunque no podía definir rigurosamente la pornografía, ‘Sé cuando la veo’.  Los siquiatras se encuentran en una posición muy similar respecto al diagnóstico de esquizofrenia.  Después de ochenta años de haberse acuñado el término para describir una condición devastadora que involucra una división mental entre las funciones del pensamiento, emoción y conducta, no contamos con una definición universalmente aceptada de esquizofrenia” (p. 105).
De acuerdo al Dr. Torrey en el citado libro, la llamada esquizofrenia incluye varios y muy diversos tipos de personalidades.  Están, por ejemplo, los esquizofrénicos paranoicos quienes tienen “ilusiones y/o alucinaciones” que son ya sea “persecutorias o grandiosas”; los esquizofrénicos heberfénicos, quienes tienen un padecimiento donde “las ilusiones del pensamiento generalmente están ausentes”; los esquizofrénicos catatónicos, quienes se caracterizan por “posturas, rigidez, estupor y mutismo” — en otras palabras, están sentados inmóviles —; y los esquizofrénicos simples, quienes exhiben “una falta de interés e iniciativa” como los catatónicos (aunque no tan severa) pero que a diferencia de los paranoicos, tienen “ausencia de ilusiones o alucinaciones” (p. 77).  La edición de 1968, el DSM-II, indica que una persona que es muy feliz (que experimenta “júbilo prolongado”) puede definirse como esquizofrénica por esta razón (“esquizofrenia esquizoafectiva tipo excitado”), pero también infeliz (“esquizofrenia esquizoafectiva tipo deprimido”) (p. 35), y la edición de 1987, el DSM-IIIR, indica que una persona puede ser diagnosticada de esquizofrénico ¡porque no muestra ni felicidad ni tristeza! (“no hay signos de expresión afectiva”) (p. 189), a lo que el Dr. Torrey le llama esquizofrenia simple (“emociones aplanadas”) (p. 77).  De acuerdo al siquiatra Jonas Robitscher en su libro Los poderes de la siquiatría, la gente que tiene ciclos de tristeza y felicidad, el llamado maniaco-depresivo (“trastorno bipolar”), también puede denominarse esquizofrénico:  “Muchos casos diagnosticados de esquizofrenia en Estados Unidos serían diagnosticados como enfermedad maniaco-depresiva en Inglaterra o en Europa Occidental” (Houghton Mifflin, 1980, p. 165).  De manera que los supuestos “síntomas” o características que definen la “esquizofrenia” son de verdad genéricas, y definen a la gente como teniendo una clase de esquizofrenia, tengan ilusiones o no, alucinen o no, estén inquietos o catatónicos, felices o tristes o ninguno de los dos; o que cambien cíclicamente entre felicidad y tristeza.  Como ninguna causa física de la “esquizofrenia” se ha encontrado (como veremos posteriormente), esta “enfermedad” puede definirse únicamente en términos de “síntomas” que pueden llamarse ubicuos.  Como dijo el abogado Bruce Ennis en su libro Prisioneros de la siquiatría:  “La esquizofrenia es un término tan genérico y cubre una gama tan amplia de comportamientos que hay pocas personas que no podrían, en un tiempo u otro, ser consideradas esquizofrénicas” (Harcourt Brace, 1972, p. 22). Generalmente, a las personas obsesionadas con ciertos pensamientos o que se sienten compelidos a hacer cosas como lavarse las manos repetidamente, se les considera que padecen de una enfermedad siquiátrica llamada “trastorno de obsesión compulsiva”.  Sin embargo, a la gente con pensamientos obsesivos o conducta compulsiva también se les ha llamado esquizofrénicos (como lo hace el Dr. Torrey en Sobreviviendo a la esquizofrenia, pp. 115-116).
En ese libro, el Dr. Torrey concede que es imposible definir lo que la esquizofrenia es:  “Se han establecido las definiciones de la mayoría de las enfermedades de la humanidad…  En casi todas existe algo que puede verse o medirse, y esto puede usarse para definir la enfermedad y separarla de los estados de salud.  ¡Pero no con la esquizofrenia!  Hasta la fecha no tenemos tal cosa que pueda medirse o de la que podamos decir: efectivamente, esto es la esquizofrenia.  Por lo mismo, la definición de esa enfermedad es fuente de gran confusión y debate” (p. 73).  Lo que en lo personal me intriga es cómo reconciliar esta declaración con otra del Dr. Torrey en el mismo libro, misma que cité arriba y que completaré a continuación:  “La esquizofrenia es una enfermedad del cerebro, ahora definitivamente conocida como tal.  Es una verdadera entidad científica o biológica como la diabetes, la esclerosis múltiple y el cáncer son entidades científicas y biológicas” (p. 5).  Pero ¿cómo puede saberse que la esquizofrenia sea una enfermedad cerebral cuando no sabemos lo que la esquizofrenia es?
La verdad es que la etiqueta esquizofrenia, como las etiquetas pornografía o enfermedad mental, indica desaprobación hacia lo que se dirige la etiqueta, y nada más.  Al igual que “enfermedad mental” y “pornografía”, la “esquizofrenia” no existe en el sentido que existe el cáncer y las enfermedades del corazón; más bien existe sólo en el sentido que lo bueno y lo malo existen.  Como con otras llamadas enfermedades mentales, el diagnóstico de “esquizofrenia” refleja los valores del que pronuncia esa palabra o del que “diagnostica”, valores sobre cómo la persona “debe ser”.  Y esto generalmente va unido al supuesto que el pensamiento, emociones o conducta desaprobadas resultan de una anomalía biológica.  Si tomamos en cuenta las muy diversas formas en que se ha usado, es claro que la “esquizofrenia” no tiene otro significado que: “Tal conducta me desagrada”.  Debido a esto, pierdo algo de respeto hacia aquellos profesionales que trabajan en el campó de salud mental cuando los escucho usar la palabra esquizofrenia de manera que parece que están hablando de una enfermedad.  Es como si alguien a quien tenía por intelectualmente íntegro le escucho decir que admira el traje nuevo del emperador.  Si bien es cierto que el significado vernáculo de esquizofrenia como intrínsecamente inconsistente tiene sentido, usar el mismo término refiriéndose a una enfermedad revela que esta persona no sabe de qué está hablando.
Cierto, muchos “profesionales” que trabajan en el campo de la salud mental y otros investigadores “científicos” persisten en creer que la esquizofrenia es una enfermedad real.  Son como el gentío que observaba el traje nuevo del emperador incapaces de reconocer la verdad porque los demás decían que el traje era real.  Como se puede observar en Index, un directorio de revistas para médicos, el mito de la esquizofrenia se ha difundido mucho; y como estos “científicos” creen que es real, entonces tratan de buscar causas físicas de la esquizofrenia.  Como dijo el siquiatra William Glasser en su libro Adicción publicado en 1976:  “La palabra esquizofrenia suena mucho a una enfermedad respecto a la cual algunos científicos prominentes se han engañado a sí mismos para encontrar su curación” (Harper & Row, p. 18).  Ésta es una empresa tonta porque estos supuestamente prominentes científicos no pueden siquiera definir la “esquizofrenia”: no saben qué están buscando.
De acuerdo a tres profesores de siquiatría de la Universidad de Stanford, “son dos las hipótesis que han dominado la búsqueda de un sustrato biológico de la esquizofrenia”, la hipótesis de la transmetilación y la hipótesis de la dopamina (Jack Barchas et al., “Hipótesis aminobiogénica de la esquizofrenia” en Sicofarmacología: de la teoría a la práctica, Oxford Univ. Pr., 1977, p. 100).  La primer hipótesis está basada en la idea que la “esquizofrenia” podría causarse por “una formación aberrante de los aminos metilados” similares al placer alucinógeno de la droga mezcalina en el metabolismo de los llamado esquizofrénicos.  Después de repasar varios intentos para confirmar esa hipótesis, concluyen:  “Más de dos décadas después de la introducción de la hipótesis de la transmetilación, no se pueden sacar conclusiones acerca de su relevancia con la esquizofrenia” (p. 107).
El profesor de siquiatría de la Universidad de Columbia Jerrold Maxmen describe brevemente la segunda de las principales hipótesis de la esquizofrenia, la hipótesis de la dopamina.  En su libro La nueva siquiatría publicado en 1985 dice:  “Muchos siquiatras creen que la esquizofrenia tiene que ver con una actividad excesiva del sistema receptor de dopamina…  Los síntomas del esquizofrénico provienen parcialmente de que los receptores sean atiborrados con dopamina” (Mentor, pp. 142 &154).  Pero en un artículo de los tres profesores de Stanford mencionados, éstos dicen que “confirmación directa que la dopamina se encuentra involucrada en la esquizofrenia sigue eludiendo a los investigadores” (p. 112).  En su libro de 1987 Moléculas de la mente, el profesor Jon Franklin dice:  “En pocas palabras, la hipótesis de la dopamina está equivocada” (p. 114).
En el mismo libro, el profesor Franklin describe sagazmente los esfuerzos para encontrar otras causas biológicas de la llamada esquizofrenia:  “Como siempre, la esquizofrenia fue la enfermedad que produjo índices.  Durante los 1940s y 1950s cientos de científicos se ocuparon en un tiempo u otro a experimentar con muestras de esquizofrénicos y con sus fluidos. Probaron la conductividad de la piel, las células en cultivo, analizaron la sangre, la saliva, el sudor y miraban reflexivamente los tubos de ensayo con orina esquizofrénica.  El resultado de todo esto fue una continua serie de anuncios que ésta o aquella diferencia se había encontrado.  Por ejemplo, uno de los primeros investigadores afirmó haber aislado una sustancia de orina que hacía que las arañas hicieran telarañas extravagantes.  Otro grupo pensó que la sangre de los esquizofrénicos contenía un metabolito anómalo de adrenalina que causaba alucinaciones.  Hubo incluso uno que propuso que la enfermedad era causada por deficiencia vitamínica.  Todo esto ocasionó grandes noticias en los periódicos, mismos que anunciaban que el enigma de la esquizofrenia había, por fin, sido resuelto.  Desgraciadamente, al analizar de cerca estas investigaciones ninguna resultó sólida” (p. 172).
Otros esfuerzos para probar la base biológica de la llamada esquizofrenia incluyen escaneos cerebrales de gemelos idénticos cuando sólo uno se supone que padece el mal.  Si bien éstos muestran que el llamado esquizofrénico tiene un daño cerebral que el otro no tiene, la causa de esto es que le han dado neurolépticos: unas drogas que lesionan el cerebro con el pretexto de “tratarlo” para su llamada esquizofrenia.  Son estas drogas nocivas, no la llamada esquizofrenia, lo que causó el daño cerebral.  De hecho cualquier persona tratada con ese tipo de drogas sufriría esos daños.  El hacerle esto a gente excéntrica, molesta, imaginativa o trastornada lo suficientemente para llamarlos esquizofrénicos es una de las consecuencias más tristes e imperdonables del mito de la esquizofrenia.
La nueva guía Harvard de siquiatría, publicada en 1988, Dr. Seymour Kety, profesor emérito de neurociencia en siquiatría y el Dr. Steven Matthysse, profesor asociado de sicobiología, ambos de la Escuela Médica de Harvard, dijeron:  “Una lectura imparcial de la literatura reciente no nos proporciona la esperada clarificación de la hipótesis de la catecolamina, ni provee evidencia persuasiva sobre otras diferencias biológicas que pueden caracterizar los cerebros de pacientes que padecen una enfermedad mental” (Harvard Univ. Press, p. 148).
La creencia en las causas biológicas de las llamadas enfermedades mentales, incluyendo la esquizofrenia, no proviene de la ciencia sino del autoengaño: el deseo de eludir las causas ambientales que hacen que la gente se trastorne.  El perpetuo fallo de tanto esfuerzo de encontrar una causa biológica de la llamada esquizofrenia sugiere que ésta pertenece a la categoría de conductas inaceptables social y culturalmente, y no a la categoría biológica de “enfermedad” donde mucha gente la coloca conceptualmente.

EL AUTOR, Lawrence Stevens, es un abogado cuya práctica incluye representar a “pacientes” siquiátricos.  Ha publicado una serie de folletos acerca de varios aspectos de la siquiatría incluyendo las drogas siquiátricas, el electroshock y la sicoterapia.  Sus folletos no están registrados en las oficinas de derechos de autor.  Se te invita a sacarles copias para distribuirlas a aquellos que creas que se puedan beneficiar.

Actualización de 1998
“La etiología de la esquizofrenia es desconocida…  Es muy común creer que ésta tiene una base neurológica.  La teoría más importante es la de la dopamina: que la esquizofrenia se debe a la hiperactividad de las vías dopaminérgicas del cerebro…  Otros estudios se han enfocado en anormalidades funcionales a través de experimentos con imágenes cerebrales y con sujetos de control.  Hasta la fecha ningún hallazgo explica adecuadamente la etiología y patogénesis de esta compleja enfermedad”.  Esto lo dicen las siguientes personas: el Dr. Michael Murphy (miembro clínico de la Escuela Harvard de Siquiatría; el Dr. Ronald Cowan (ibid.); y el Dr. Lloyd Sederer (profesor asociado en siquiatría clínica de la misma escuela). La cita proviene del libro de texto Anteproyectos en siquiatría (Blackwell Science, 1998, p. 1).

Actualización de 1999
“La causa de la esquizofrenia no se ha determinado” — «The cause of schizophrenia has not yet been determined…» Reporte sobre salud mental del Médico General [de Estados Unidos], el Dr. David Satcher.  Éstas son las palabras iniciales de una sección sobre la etiología (causa) de la esquizofrenia.   Sin embargo, posteriormente el Médico General resumió varias teorías no probadas de la llamada esquizofrenia, y citó la posibilidad que como a los gemelos idénticos (a diferencia de los fraternales) se les etiquete de esquizofrénicos, eso sea evidencia de un factor genético en la enfermedad.  El Médico General no tomó en cuenta algunos estudios que muestran que esa concordancia de gemelos es mucho más baja que la de los estudios en que se basa. Por ejemplo, en su libro ¿Es hereditario el alcoholismo? el Dr. Donald Goodwin cita estudios que muestran que en gemelos idénticos la proporción para la llamada esquizofrenia es tan baja como un 6% (Ballantine Books, 1988, p. 88), y asevera:  “Sin proponérselo, los creyentes en la base genética de la esquizofrenia pueden diagnosticar casos de ‘esquizofrenia’ más de lo debido cuando de gemelos idénticos se trata” (ibid., p. 89).  El Médico General cita anomalías cerebrales en personas llamada esquizofrénicos pasando por alto el hecho que generalmente están causadas por las drogas que les recetan.  Por si fuera poco, se basa en la desacreditada hipótesis de la dopamina y promulga el uso de neurolépticos para la llamada esquizofrenia a pesar que estas drogas causan permanente daño cerebral.  Este daño se evidencia en las palabras mismas del Médico General: distonia aguda, discinesia tardía y acatisia, que él calcula acaece en aproximadamente el 40% de las personas que toman esas drogas.  Finalmente, en el citado reporte el Médico General infunde lo que probablemente es una falsa esperanza: que las nuevas drogas anti-sicóticas o anti-esquizofrenia son menos nocivas que las de antaño.

http://www.antipsychiatry.org/sp-schiz.htm